Tengo 36 años, aunque este dato cambia cada año, soy mallorquina de nacimiento y granadina de adopción.
Tengo dos hijos Elio y Hugo.
Con once años, me enganché a la serie «Seinfield» y eso marcó mi forma de entender el amor y la amistad.
Siempre he sido un poco payasa, y con los años, además, he perdido el sentido del ridículo.
No podría vivir sin café, lo intenté un día y fueron los 30 minutos más largos de mi vida.